“Venezuela va a salir de este hueco, no tengo ninguna duda” afirma con fe el gobernador Venezolano de gorra, chaqueta deportiva y 6,69 millones de seguidores en Twitter. Su alcance en la red social -que se esfuerza por mantener mayoritariamente orgánico- supera al de todos los mandatarios del continente americano, exceptuando al presidente de los Estados Unidos. En un país dominado por la censura en medios masivos tradicionales, Twitter y otras redes sociales son la principal fuente de información, a pesar de la deficiente conexión a internet. Las redes de Capriles se han convertido en medios de difusión, verificación y denuncia.
A los 44 años de edad, ha sido presidente del parlamento, dos veces alcalde, dos veces gobernador, y dos veces candidato presidencial (contra Chávez en 2012, y contra Maduro en 2013). También ha estado preso y ha sido enjuiciado por motivos políticos. Fue de los primeros “ejemplos” de las consecuencias que tiene disentir políticamente del chavismo.
Capriles es popular y controversial; sus posiciones y decisiones han sido objeto de crítica dentro de la variopinta oposición venezolana. Mucho se le cuestiona su contención de la protesta ciudadana en momentos conflictivos del pasado, como en las elecciones presidenciales de 2013 cuando afirmó que las irregularidades del proceso electoral afectaron más de 5 millones de votos, y cuestionó la validez del estrecho margen (2%) con el que Maduro se impuso sobre él.
Parte de la población quería protestar en las calles y reclamar masivamente al Consejo Nacional Electoral, pero él estimó que el riesgo de violencia era muy elevado, y que el gobierno buscaría una confrontación peligrosa entre ciudadanos. La calle era algo que estaba fuera de su control. “Este es el momento de la razón, no de la pasión”, dijo, y llevó a cabo impugnaciones y procedimientos legales en contra del resultado de la elección en Venezuela y en el exterior, sin respuesta. A pesar de las críticas –muchos lo consideraron blando-, mantiene que en ese momento evitó una guerra civil.
Pero en 2017 las cosas son diferentes. Hoy Capriles sale a protestar y a aguantar el efecto de inagotables bombas lacrimógenas junto a millones de venezolanos, a riesgo de encontrar la muerte o resultar herido. Sale, como la mayoría de los que salen: sin casco y sin máscaras antigás. Cuando se le pregunta qué es diferente ahora, por qué la calle ahora, afirma que es el último recurso de una nación a la que “le cerraron todas las puertas democráticas.” Además de la difícil situación económica y social que tiene a 82% de la población la pobreza, y al país en primeros lugares mundiales de violencia, inflación, y escasez de alimentos y medicinas, en 2016 se impidió la celebración de un referéndum revocatorio propuesto por la oposición como el primer paso para solventar la crisis.
“Todo esto se ha podido evitar, todas las muertes, los heridos, los presos, todo se ha podido evitar si se hubiese hecho el revocatorio” señala. Y es que los saldos de la represión de la protesta son cruentos y van en aumento. Al menos 60 muertos, más de 13 mil heridos, más de 2800 detenciones, más de 300 juicios militares a civiles, destrucción de propiedades y allanamientos arbitrarios en residencias. “Mientras más dura ha sido la represión, hemos visto más firmeza del pueblo venezolano”, dice Capriles, quien también considera que la protesta es el “despertar” de una mayoría indiscutible en descontento, que no ha existido siempre, y que se ha constituido en gran medida gracias a la crisis económica. “Los venezolanos estamos jugándonos el destino del país, el rumbo de Venezuela”.
Reconoce como un avance la actitud institucional que muestra la Fiscal General de la República, Luisa Ortega, desde el inicio de este período. Abiertamente alineada con el chavismo durante los últimos diez años, no solo se pronunció en contra de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que suprimió las funciones del Parlamento, sino que ha cuestionado las actuaciones de los cuerpos de seguridad, y desmentido públicamente teorías del gobierno sobre la base de investigaciones médico-forenses. “Era impensable hace tres meses atrás que la Fiscal General de la República se iba a pronunciar en los términos en los que lo ha hecho”. Cree que esto es signo de “fracturas a lo interno dentro del gobierno”.
Repite constantemente los cinco petitorios que plantea la oposición venezolana como finalidad de la protesta: elecciones generales libres y democráticas; apertura de un canal humanitario para la entrada a Venezuela de alimentos y medicinas; liberación de los presos políticos y cese de las inhabilitaciones; restablecimiento del orden constitucional y respeto a la Asamblea Nacional elegida en 2015; y el cese de la represión de la protesta ciudadana. Insiste particularmente en las elecciones generales libres y democráticas.
“El cambio en Venezuela no es solamente el qué, sino el cómo; el cambio tiene que ser con votos, no con balas, no es con golpes, es con democracia, con elecciones.” En este momento él no podría participar en una eventual elección, el gobierno lo inhabilitó políticamente por 15 años en abril. “Esa inhabilitación para mí no va a surtir efecto, porque Venezuela va a cambiar, y todas estas arbitrariedades van a ser recordadas como una etapa oscura que vivió nuestro país con esta cúpula corrupta, señalada de tener vínculos con el narcotráfico en el exterior”, afirma. La inhabilitación es injusta e ilegal, y fue hecha con “la única intención de que no sea candidato, y no sea presidente.”
Al gobernador inhabilitado, también le fue anulado el pasaporte en el aeropuerto internacional Simón Bolívar que sirve a la ciudad de Caracas, cuando se disponía a viajar a Nueva York para reunirse con el alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, el pasado 18 de mayo. Se proponía exponerle y entregarle un informe describiendo los abusos del gobierno en su represión de la protesta.
Rechaza etiquetas de “derecha” e “izquierda”, e pide ser ubicado en el espectro político sobre la base de lo que hace en sus gobiernos. “Como yo tengo experiencia de gobierno, se puede evaluar mi posición ideológica sobre la base de cómo gobierno. La mayor parte de los recursos, del presupuesto que tenemos en Miranda van dirigidos a la educación, ¿qué más liberador, progresista e igualitario que la educación?”. Se siente cómodo con la definición de progresista, y considera que el debate sobre izquierda y derecha “no es el debate de los venezolanos”.
Considera que la llamada “izquierda venezolana” es una estafa, y la prueba son los índices de pobreza y el hambre que padecemos hoy. “Este gobierno, se esconde detrás de la fachada de izquierda y yo no he visto un gobierno más fascista que este. ¿Cuánto dinero gasta el gobierno de Maduro en educación, y cuánto dinero gasta en armas? Qué rara es esta izquierda de Maduro, ¿no? Una izquierda sostenida sobre las armas, sobre la represión”. Es de la opinión de que los gobiernos que “de izquierda” en América Latina han utilizado la ideología para esconderse con el tema de la corrupción.
¿Cómo se pasa de donde estamos ahora, de la represión, a elecciones libres y democráticas?
Hay que seguir presionando, tenemos un gobierno que se sigue aislando, que se sigue fracturando a lo interno. Como también hay fracturas muy graves dentro de la Fuerza Armada; todas las informaciones que yo he estado ventilando a la opinión pública, vienen del seno de la Fuerza Armada, y no han podido ser desmentidas por el gobierno. Ese proceso también es indetenible, y un gobierno que se va quedando cada día más solo es insostenible para Maduro. Entonces tiene que terminar en la negociación política, en el acuerdo político, de forma transparente, no una estafa, sino un acuerdo que lleve la bendición y la aprobación de los venezolanos, y que permita que el país tenga una solución a la crisis.
El gobierno tiene dos caminos: terminar como Gadafi, como Pinochet, como estos tristes personajes de la historia que han terminado como terminan los dictadores, o darse la oportunidad de que el país tenga una transición democrática, y que eso signifique para ellos salir del poder en otras condiciones. Esa es una decisión que estoy seguro que ellos están debatiendo en este momento a lo interno del gobierno. Eso ha sido consecuencia de la presión de los venezolanos, de la presión que se ha ejercido en las calles, porque fue el último recurso.
Ud. habló por mucho tiempo de la necesidad de “construir una mayoría abrumadora” en Venezuela, y de un “trabajo de hormiga” para lograrla. ¿Se logró esa mayoría?
Si, absolutamente.
¿Cómo?
Además del trabajo de organización que podamos haber hecho, todo el trabajo de recorrer, visitar, hablar con la gente, mostrarle a la gente a dónde nos trajo ese camino, la crisis económica también ha hecho su trabajo; le ha permitido a mucha gente darse cuenta de que este modelo es inviable, que esta es la estafa más grande que ha habido en la historia de nuestro país, ésta mal llamada revolución. Aquí lo que hicieron fue robarse la mayor bonanza petrolera de toda nuestra historia, más de mil millones de millones de dólares. ¿Dónde está el dinero? ¿En un puente sobre el Orinoco? ¿En un terminal de ferrocarriles? ¿En unas estaciones nuevas del metro? ¿En unas viviendas, cuyas cifras son falsas? ¿En un puente de guerra en la autopista?
La crisis económica ha permitido que mucha gente se dé cuenta de que esto fue una estafa, una cúpula que no quiere soltar el poder, que se ha enriquecido a costillas de todo un país. Ya la mayoría se logró, y se expresó, además. Ahí están los resultados de las elecciones a la Asamblea Nacional, unas elecciones nacionales, donde se logró el mejor resultado; nunca una fuerza política en los últimos 200 años había logrado tener las dos terceras partes del poder legislativo, del Parlamento, que es lo más representativo en una democracia.
La mayoría existe, es la que quiere votar. Y por eso es que el gobierno no quiere elecciones, porque sabe que si esa mayoría se expresa, pierden la presidencia, las gobernaciones, las alcaldías, los consejos legislativos, los consejos municipales, pierden todos los espacios de poder.
¿Entonces, en su opinión, cuál es el legado de Chávez?
Yo creo que el capítulo Chávez se cerró con el propio Chávez. La gente recuerda a Chávez en la bonanza, cuando las misiones, los programas sociales atendían y abarcaban a muchos venezolanos. Muchos se sintieron tomados en cuenta, atendidos. Yo no reivindico el pasado, el pasado nos llevó a esta quinta república, y tiene que nacer una nueva Venezuela. Estamos pariendo un nuevo país, y eso es lo que viene. Una nueva Venezuela, con la constitución que tenemos, a la que habría que hacerle algunos cambios en lo político para desconcentrar un poco el poder de quienes tienen el poder. Este parto tiene que darnos un nuevo país.
Chávez tuvo la suerte de tener la mayor bonanza petrolera de la historia, y a mucha gente le vendió un proyecto inviable. Era una persona que logró conectar con muchos venezolanos, tenía una gran capacidad de comunicación, tenía liderazgo, pero gozó de la bonanza petrolera...como decimos en Venezuela, ‘galán y con billete’...
Ud. califica a la Constituyente de Maduro como un fraude, y llama a desconocerla. Pero la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, ya anunció la elección de los integrantes de la ANC para finales de julio, además de las elecciones de alcaldes y gobernadores el 10 de diciembre. ¿Cuál es su lectura de este cronograma?
Ella puede seguir con su fantasía, pero la posición de los venezolanos es clara, una sola, ese proceso es un fraude y nosotros no vamos a participar. Ella seguirá con su intención, y nosotros seguiremos presionando. Con un país completamente volcado en las calles, con protestas todos los días denunciando el fraude, yo quisiera que Tibisay Lucena explicara cómo van a llegar a ese proceso constituyente, a esa elección ¿Qué van a hacer, un toque de queda? ¿Van a suspender las garantías? ¿El tránsito?
Si insisten, hay que ver lo complejo que va a ser ese día ¿cómo se va a instalar la constituyente? ¿Van a funcionar en la Asamblea Nacional? ¿O van a tener que funcionar en Fuerte Tiuna? (sede del poder militar en Caracas).
¿Qué puede terminar pasado en Venezuela? ¿Dos constituciones? ¿Una anarquización absoluta del país? ¿Están sacando bien las cuentas? Yo creo que todavía están a tiempo de detener la locura. Ellos pretenden primero elegir una asamblea sin consultarle a los venezolanos, y segundo, hacerlo con una elección sectorial; eso no existe en la constitución, el voto es universal, directo y secreto. Es el pueblo el que decide, no Maduro.
¿En qué se diferencia esta elección a elecciones pasadas? Porque en el pasado se jugó con las reglas de juego del gobierno.
Esto no tiene nada que ver con la constituyente convocada por Chávez. Chávez convocó a un referéndum para preguntarle a los venezolanos si estaban de acuerdo con la constituyente. No es un tema de quién da el brazo a torcer, de si cedemos o no cedemos...esto es un tema de cumplir la constitución. Y cumplir la constitución no es ceder, todo lo contrario, ese es el deber ser.
¿Qué es lo primero que haría Capriles como presidente?
Venezuela está en emergencia, y tiene que tener un plan para atenderla entendiendo que hay 9 millones de venezolanos aproximadamente, que si el Estado no los atiende, no les tiende la mano, se nos mueren. Entonces necesitamos dedicar el esfuerzo a tres temas fundamentales: comida, medicinas, y seguridad. Necesitamos generar confianza.
Si aquí se respetan las reglas de juego, se da confianza para la inversión nacional e internacional, si el Estado llama a una gran alianza para la recuperación de Venezuela, Venezuela se levanta rápido. Generando confianza, podemos atender esa emergencia. Venezuela es un país que tiene cuantiosos recursos naturales, muchísimas ventajas desde todo punto de vista, muchos quieren invertir aquí.
Ud. fue un preso político de este gobierno ¿Qué mensaje le da a los presos políticos de Maduro?
Cuando uno está allá adentro, sufren más la familia y los seres queridos, porque el ser humano tiene al final la capacidad de adaptarse. Cuando uno está en esa situación, sabe que es por razones políticas, que no ha cometido ningún delito, y cuando la consciencia está tranquila, no importa dónde estés, eso te acompaña. Yo sé que nuestros compañeros presos están duros y firmes. El mensaje que les doy es creo que falta poco para que salgan en libertad, porque la libertad de Venezuela va ser la libertad de ellos.
¿Por qué debe importarle a Brasil lo que pasa en Venezuela y la solución de la crisis venezolana?
Además de que somos vecinos, lo que ocurra en Venezuela tiene impacto en toda la región, no solamente en Brasil; si Venezuela no encuentra una solución democrática, electoral, pacífica, constitucional, si esa bomba en la que se ha convertido el país explota...a Brasil van a llegar ¿cuántos venezolanos? ¿Un millón? ¿Cuál es el país más afectado, en el que más va a repercutir una situación como la que describo? Colombia, pero después Brasil. ¿Tiene Brasil en este momento capacidad para absorber un millón de venezolanos desplazados?
Brasil es el gigante del sur, ya desde tiempos de Dilma Rousseff ya veníamos nosotros insistiendo en que ellos no podían seguir siendo cómplices del gobierno venezolano, ellos tenían que ser defensores por la posición política, estratégica, por lo que representa Brasil para la región, para el continente, para el mundo; ellos no podían ser indiferentes con la situación venezolana, porque eso iba a tener repercusiones incluso internas en Brasil. Brasil vive una crisis política fuerte ahorita, sabemos que tiene sus propios problemas, pero Brasil tiene que tener una posición de liderazgo en la región.
¿Cuál es su opinión de esa crisis política que vive Brasil?
Yo creo que el PT se cae por la corrupción. Lula llegó a ser líder mundial, aquí hablábamos de Lula, quienes no éramos amigos de él, porque había como un monopolio en la relación con Lula por parte de Chávez y el gobierno, y Lula llegó a ser líder mundial, y llegó a ser probablemente el líder más importante que haya tenido Brasil en muchos año.
Ahora, ¿Por qué se cae el PT, por qué se derrumba ese gigante? Por la corrupción. La corrupción de izquierda es tan mala como la de derecha, no es que la de derecha es mala y la de la izquierda es buena. La corrupción es mala, es un cáncer que se traga todo. Hay que combatirla, y lo que ha generado esta gigantesca crisis política en Brasil, ha sido la corrupción. En estos tiempos nuevos de América Latina tenemos que ser frontales en la lucha contra la corrupción, no la podemos tolerar, no podemos caer en eso nefasto de ‘no importa que roben, pero que hagan’. Es que hagan y que no roben, no hay ninguna justificación para estar en el poder y robar, eso es un delito, eso hay que castigarlo severamente.
¿Brasil corre el mismo riesgo de sufrir una corrosión institucional similar a la de Venezuela?
Yo creo que Brasil tiene instituciones muchísimo más fuertes, tiene una institucionalidad distinta, no tiene ningún punto de comparación con Venezuela. Y estoy seguro de que van a encontrar una solución a la crisis política.
Brasil tiene instituciones, Venezuela está completamente des-institucionalizada. Por eso es que causa tanto impacto que la Fiscal hable y diga lo que dice, porque sentimos que se está recuperando por lo menos la institucionalidad el Ministerio Público, y Venezuela necesita urgentemente ser re-institucionalizada y que exista esa separación de poderes, la separación de poderes es lo que evita que un país se convierta en lo que tenemos hoy en Venezuela.
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